Article a "La Vanguardia"

SOLOS EN LA CUMBRE

LA VANGUARDIA - 19/08/2004

Habituados a la soledad de las cumbres, donde sólo llegan los mejores, los componentes de la expedición catalana que acaba de coronar la cima del K2, habrán visto sin melancolía cómo su insólita hazaña quedaba casi oculta por la aparatosa espectacularidad de los JJ.OO. de Atenas. Ellos saben mejor que nadie que el podio al que han subido está más alto y resulta más inaccesible que cualquier medalla olímpica.

Jordi Corominas, que fue quien llegó a la cumbre, aunque el trabajo de apoyo de sus compañeros resultó imprescindible, llevaba años preparando la ascensión a la segunda montaña más alta del mundo utilizando una vía que hasta ahora sólo había sido transitada con éxito por otros tres alpinistas. Hacía 18 años que nadie lo conseguía. Se da la circunstancia, además, que el escalador realizó su hazaña sin ayuda de oxígeno, sin porteadores ni guías y sin utilizar cordadas instaladas previamente. Fue un combate singular entre el hombre y la montaña y venció el hombre, de ahí que los más conspicuos escaladores mundiales hayan sido los primeros en valorar en su justo mérito la descomunal empresa.

A diferencia de otros deportes, susceptibles de generar rentables imágenes publicitarias, los escaladores que acaban de vencer su propio desafío en el K2, tienen dificultades para hallar patrocinadores, pues no forman parte de la nómina de astros de los espectáculos deportivos que seducen el ansia de las masas. Sus gestas se reducen a entrenarse lejos de la curiosidad popular, preparar meticulosamente sus expediciones y llevarlas a cabo con el profundo sentido de la responsabilidad y el insólito valor de los auténticos héroes. Corominas y sus compañeros, Valentí Giró, Òscar Cadiach y Manel de la Matta han escrito sobre el K2 una de esas leyendas que vale la pena dejar en herencia a las jóvenes generaciones.