Ante todo, pedir disculpas a Don Jürgen Nicolaus, aguilero y cetrero profesional, presidente de la Fundación Valle de las Águilas y propietario de las aves del Centro de Exhibición Aves Rapaces del Teleférico de Benalmádena (Málaga).
Hace unas semanas nuestro amigo Papers sacó a relucir una noticia aquí en el foro sobre un perro que, supuestamente, fue atacado por un águila (para los interesados que no la hayan leído, aquí está el link: http://www.madteam.net/foro/ver.php/ecologia_5285.html) y en aquél hilo dije que me daba la impresión que el águila vendría del centro mencionado y que no podía imaginarme de qué otro sitio podía haber venido ese águila. Pues...... me equivoqué. También dije que no me gusta opinar sin conocer la historia por lo que prometí subir a ver si podía hablar con el responsable del centro, ya sea para saber si el águila realmente pertenecía al mismo, o, en caso contrario, saber, de la mano de un experto, las explicaciones por las cuales el águila atacaría al perro.
Como dije ayer, el sábado pasado subí al Calamorro con la intención de hablar con Jürgen quien, como de costumbre, estaba atareado con sus quehaceres (cuidando a sus aves). Cuando le revelé la razón de mi presencia, la verdad, al principio se mostró algo defensivo; lo primero que me dijo es que no había sido ninguna de sus aves. [Escuchando su relato posteriormente, me parece algo totalmente lógico porque en los días posteriores se presentaron un montón de periodistas acribillándole a preguntas dando por hecho que la culpa era suya reconozco que yo también lo pensé]. Ahora bien, tardó muy poco en darse cuenta que mis pesquisas no eran malintencionadas, que tan solo quería aclarar las circunstancias por las cuales habían sucedido los hechos y que había acudido a él como experto en la materia. También le dije que publicaría su respuesta aquí en el foro de Ecología e incluso le entregué una copia de lo escrito hasta ahora. No grabé la conversación ni tomé nota y ya sabéis que mi memoria ya no es lo que era, por lo que la trascripción de sus explicaciones no puede ser literal; aún así creo que concuerda con lo que me comentó.
Éste es el relato:
Aquél fatídico día (sábado 21-04-12) la Sra. Suzanne Dodd, propietaria de los dos perritos Jack Russell, se presentó a las 18:00 en el centro y le dijo que una de sus águilas había atacado a un perro suyo.
En honor a la verdad, comenta Jürgen, me parecía una persona respetable, no buscaba protagonismo, ni me parecía que quería aprovecharse de la situación; dijo que no iba a denunciar al centro, tan solo quería saber lo que había pasado y como había sido posible. Cuando me dijo que había sido a las 15:15, sabía que no podía haber sido ninguna de mis águilas, porque a mi no me había faltado ninguna al terminar la exhibición a las 13:45. De haber sido entre las 13:00 y 13:45 me lo tendría que pensar; tampoco hubiera sido lógico, pero no imposible. Ahora bien, de haberme faltado alguna, aquí en el centro no se queda nadie, todos los que estamos aquí, habríamos salido en su busca.
Jürgen se mete en una de las casitas del centro y sale con dos objetos en la mano. Resultan ser un localizador y una emisora pequeña (ésta se parece a una moneda grandota con un hilo semi-rígido colgando). Todas las aves del centro tienen una emisora que emite a 175mhz y cada una tiene canal propio. Me hace una demostración, activando la emisora y dice que la señal la recibe el localizador hasta una distancia de 100 kms. En caso de perderse un águila, el localizador les lleva adonde está y en cuanto la encuentran, le enseñan el señuelo (la piel de un zorro atado a una cuerda de un par de metros); nada mas divisarlo el águila, ésta levanta el vuelo y acude a la llamada ya que sabe que recibirá comida. Aunque hubiera faltado un águila a las 13:45 cuando terminó la exhibición, con lo cerca que está el centro del lugar del ataque, seguro que con el localizador la hubiéramos encontrado en menos de 15 minutos; habiéndose producido la agresión a las 15:15 es imposible que haya sido una de nuestras águilas. Conozco bien la zona y estoy seguro que así es.
Hay otras razones importantes a favor de que haya sido un ave de otra persona: En el centro de Jürgen, todas las aves se pesan antes de volarlas. A mi pregunta del porqué, me da una explicación completísima sobre el peso de los pájaros cuando vuelan; lo llama el vuelo de caza y el de reconocimiento. Para no explayarme en demasía, lo resumo como sigue: Cuando un águila ha cobrado una presa, digamos un zorro pequeño (lo cual resulta ser aproximadamente
Jürgen, que ha dedicado toda su vida a la cetrería, habla con pasión y se lamenta del triste accidente que, para él, es un hecho insólito: La zona donde el perro fue atacado es utilizado por los cetreros para el entrenamiento de las aves, haciéndoles volar ladera arriba para aumentar la musculación. Aún así, nunca ha pasado nada, a pesar de las muchas personas que sacan allí a sus perros. Es más, hay muchos cazadores, cada uno con un montón de podencos y estos siempre van sueltos; tampoco les ha atacado ninguna real pero si me preguntas si es posible, desde luego que lo es. El animal solo sigue su instinto; aunque la amaestramos y la entrenamos, el águila no deja de ser un animal salvaje; y así debe ser. Ve un perro pequeño y ha ido a por él. Ahora bien, si la señora lo hubiera llevado atado, seguro que no lo hubiera atacado. Puede que el pájaro (llamémosle así, porque no sabemos con certeza qué ave ha sido y dudo mucho que haya sido una real), pues eso...... puede que tuviera hambre, aunque eso tampoco tiene sentido; por lo menos nosotros pesamos todas las aves antes de volarlas, así sabemos si tienen peso de caza o no."
Mi interlocutor me explica que la señora, cuando llegó al centro, apuntó a un águila real y dijo que éste era la que había atacado a sus perros. No quiere llamarle mentirosa, pero tiene serias dudas sobre la veracidad de esa afirmación: "De haber sido una real, te garantizo que el perro no hubiera sobrevivido". Se pone un guante y me saca un precioso ejemplar de águila real (de Turquia, dice).
▲ El águila real acusada de haber atacado -supuestamente- al Jack Russell.
El águila, muy tranquila, deja que con la otra mano, desnuda, le acaricia la cabeza, le quita una plumilla que tiene pegada al pico y, a continuación, Jürgen me enseña las garras del animal. Parecen estiletes. Sobre todo las uñas posteriores son larguísimas (al menos 5 cms, calculo). Las garras del águila ejercen una presión de entre 150 y 180 kg/cm2, me dice. Si el Jack Russell lo hubiera atacado un águila, si no lo mata con el impacto, con esa presión el pobre perro aguanta poco y, desde luego, la señora no lo hubiera podido sacar de las garras; ni siquiera yo mismo, confiesa. Luego está el rasguño que ella tenía en una mano; tampoco tiene pinta de haber sido causado por la garra de un águila; volvemos a lo mismo...... con la presión que ejerce al agarrar una presa, hubiera traspasado toda la mano, sin ningún problema.
▲Las garras del águila; no se aprecia bien la uña trasera de la pata derecha, pero sí la de la izquierda.
Si me preguntas, me dice, qué ave puede haber sido, me inclino más por un Harris. ¿Un qué? Un Águila Harris o Azor Harris lo llaman también. Ven que te enseño uno. Es de las águilas más pequeñas. Cuando llegamos, le hago unas fotos; lamento que no haya nada al lado para poder establecer una relación que indique su tamaño, pero a mí me parece que no es ni la mitad de la Real que me enseñó antes.
▲ El Águila Harris.
Aunque la señora, al enseñarle el Harris, me dijo que no era ese, me resulta difícil de creer que haya sido un águila real y la verdad es que nunca lo sabremos, a menos que el dueño del ave lo reconozca. Aquí en los alrededores hay por lo menos 6 cetreros que tienen un Harris y cualquiera de ellos puede haber sido. De todos modos, aunque supiera de quién era el ave, tampoco lo denunciaría.
Seguimos charlando sobre las águilas en general y, al comentarle a Jürgen el artículo de nuestro amigo Lupus en el cual hace alusión a la caza de lobos en Kirguizistán, se le iluminan los ojos. Dice que fue contratado como experto en cetrería para el rodaje de la película El sueño de un Mongol de volar como un águila y durante ese rodaje estuvo seis meses viviendo con los pastores de las estepas de Asia (Mongolia, por más señas). Según Jürgen, los mongoles son una raza extremadamente dura, consigo mismo y también con las águilas. Me comenta infinidad de cosas sobre la forma de entrenar a las águilas por parte de los pastores y del modo de convivencia de éstos con sus águilas, aunque me pide que no las refleje en el -éste- artículo, ya que podría herir los sentimientos de mucha gente. Desde luego con sus crudas palabras echó por tierra la imagen que me había formado de los pastores de las estepas, a raíz del artículo de nuestro Lupus en el cual dice: ...... los pastores kirguises las aman como a un miembro más de la familia y, gracias a ellas, cazan al depredador con mayúsculas de las estepas asiáticas: el lobo. La verdad es que Lupus no dice nada referente a la vida de los pastores ni de la de las águilas y soy yo el que se ha equivocado al imaginarme una vida romántica -e idealizada- de la convivencia entre pastores y águilas. Mientras me da estas explicaciones, Jürgen me lleva a un lugar algo apartado y me enseña un macho de Águila Real Daphanea. Éste es natural de Kazajstán, donde lo llaman Berkut, que en ruso significa Águila Dorada, y me dice que es el águila más grande que existe; sinceramente, es impresionante.
▲ El Aquila Chrysaetos Daphanea
Por el artículo de Lupus sé que las águilas hembra son bastante más grandes que los machos (dimorfismo sexual inverso) y, viendo este ejemplar, me puedo imaginar que la hembra debe de ser casi el doble de grande que una hembra de Águila Real Ibérica (Aquila chrysaetos homeyeri), así que ya no me sorprende que sean capaces de cazar al lobo. Ya que estamos aquí, te voy a enseñar otra rareza, me dice Jürgen y me lleva al siguiente apartado donde tiene dos águilas. Resulta ser una pareja de Águila Real Japónica (de Japón). Éstos son los que me llevo, junto con una Real y el Daphanea, a mi finca en Lantejuela (Sevilla), donde soy miembro del coto de caza y, obviamente, los empleo para cazar. El torzuelo (como en la cetrería con aves rapaces diurnos llaman al macho), cobró 36 liebres en la temporada de caza 2011 y la prima (hembra) estuvo volando sin cazar.
Cuando me despido le invito a una cerveza pero no quiere aceptar porque tiene que ir corriendo a casa donde tiene una incubadora que está fallando. Tiene un montón de huevos de varias especies y los tiene que rotar cada 2 horas; de no darles la vuelta, podría echarse a perder toda la temporada porque el embrión se pegaría a la pared y, poco a poco, se moriría. Por nada del mundo quisiera que, por mi culpa, tenga esa pérdida económica aunque me da la impresión que la pérdida de los polluelos le dolería más que la pérdida pecuniaria - como buen cetrero -y amante de las aves- que es.
Le doy mil gracias por la interesantísima conversación que ha tenido la gentileza de departir conmigo y mi curiosidad, después de esa larga entrevista, ha sido más que satisfecha. Le prometo mandarle el borrador del artículo antes de subirlo al foro y, quizás por ese compromiso, me confía, como guinda final, un hecho poco conocido: relativamente cerca del camino de vuelta al coche (por el sendero que rodea el Calamorro) hay una zona de paredes (omito el nombre para no divulgarlo) donde hay un nido de águila perdicera. Es un águila bastante poco común en esta zona y el hecho que sus puestas no fructifican se debe a la conducta, incívica y despreciable, de los cazadores. Jürgen vuelve a lamentarse de la poca visión que tienen algunos de ellos, porque les disparan para que no nidifiquen. Los cazadores, como si fueran dueño y señor de estos parajes, no paran hasta conseguir que las perdiceras se marchen de su zona.
Mientras salgo del recinto y subo al collado para volver al coche no puedo dejar de pensar en las explicaciones de Jürgen. Reconozco que la cetrería es un deporte milenario y la prefiero mil veces a la caza con escopeta; aún así, personalmente, prefiero la caza fotográfica. No me gusta matar por placer y no me gusta ver animales enjaulados, pero tengo claro -clarísimo- que él ama a sus aves, como yo amaba a mis perros cuando, en mi tierra, dedicaba gran parte de mi tiempo libre a ayudar a un famoso adiestrador de perros. Crecí en el campo y de crío jugaba con toda clase de bichos. También he matado a pollos y he ayudado en la matanza porque mi familia criaba animales para que pudiéramos comer nosotros. Estoy convencido que mi relación con la naturaleza, forzosamente, tiene que ser distinta -por las experiencias vividas en mi infancia- al que pueda tener la juventud de hoy. No me extraña que haya niños que piensen que la leche se produce en los supermercados y que no sepan que de los huevos nacen los pollos. Me consta que al centro de exhibición de aves rapaces sube muchísima gente, incluso colegios; si Jürgen, enseñando a los visitantes los valores de la cetrería y si, con sus clases y exhibiciones, logra inculcar a la gente, sobre todo los niños, un mayor respeto -y amor- a la naturaleza, hasta, haciendo de tripas corazón, podría ver incluso la construcción del teleférico como un mal menor. Creo que la sociedad actual en la que vivimos necesita que gente como Jürgen nos abra los ojos. Ojalá subieran todos los cazadores de España (y el mundo entero) a ver una de sus exhibiciones. Estoy seguro que más de uno vería las águilas con otra mirada.
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Nota final (23-05-12): Ayer, a las 20:00 terminé de escribir el artículo y se lo mandé a Jürgen. Esta tarde le llamé y me dice que está de acuerdo con casi todo lo escrito, pero quiere puntualizar algunas cosas. Nos citamos a las 20:00, nos sentamos en una terraza y no es hasta las 23:30 cuando nos levantamos. Desde luego, las pocas correcciones tan solo hubieran necesitado de 10 o 15 minutos (a lo sumo); el resto del tiempo lo ha dedicado a hablar, con un entusiasmo contagioso, sobre su pasión: la cetrería. Su extraordinaria manera -hablando con todo el cuerpo- de explicar los brincos de la liebre cuando la sigue el águila, hace que uno se siente en el campo imaginándose la escena como si realmente estuviera ocurriendo delante de sus narices. Se le iluminan los ojos cuando narra cómo ha salvado de una muerte segura un águila, criada en cautividad, que se ha vuelto agresiva atacando a la familia de su amo y cómo, con su experiencia, la ha metido en vereda. EDIT: Me comentó además que este águila, hoy es su mejor cazadora.
En cuanto al tema que nos ocupa, reitera que no puede haber sido un águila; las suyas estaban, todas, en el centro cuando ocurrió y en los alrededores tan sólo hay un aguilero más (en Málaga) y su águila no la vuela por aquí, es más, apenas la saca. Cada vez está más convencido que haya sido un Harris y más, sabiendo que por la zona hay algunos Harris asilvestrados (aves que se han escapado a un cetrero y, por lo tanto, tienen pihuelas y cascabeles). Obviamente, estos tienen que buscarse la vida para no morir de inanición.
Es literalmente imposible, ni lo pretendo, reflejar todo lo que me ha contado en esas 3 horas y media, como tampoco es posible describir con palabras lo que siento por este hombre. Me ha abierto su corazón, me ha explicado -como solo lo puede hacer un auténtico maestro- infinidad de detalles del mundo de la cetrería y me ha confiado muchos secretos que, obviamente, jamás revelaré.
Para que tengáis una idea del carácter de Jürgen -aunque tan solo sean unas breves pinceladas-: a las 19:55, cuando llegué al lugar donde habíamos quedado (él ya me estaba esperando), nada más verme me dijo que me había traído un libro, escrito -en alemán- por un íntimo amigo suyo, Josef Hiebeler: Der Steinadler in der Falknerei (El águila real en la cetrería). Este libro, su Biblia, me enseñaría todo lo que debería saber sobre la caza con águilas (y su entrenamiento, la cría en cautividad, la legislación en cuanto a su tenencia, las presas, enfermedades, etc. etc. etc.) en total casi 300 páginas.
Al poco tiempo de sentarnos, pasa -por casualidad- una chica por la acera. Ella le ve, le saluda con entusiasmo (se nota que le quiere) y él la invita a sentarse con nosotros. Resulta que Marisol estuvo trabajando con él durante 10 años; había venido de Madrid (donde dejó un trabajo en un zoológico) a
Jürgen, como gran experto de las águilas, ha sido invitado para dar, dentro de unas semanas, una conferencia en Madrid (no me acuerdo dónde, pero me parece que era algo de veterinarios, lo siento) y adereza las conversaciones con gran cantidad de nombres muy conocidos en su mundo. Al parecer, el cetrero más famoso de mi tierra, Frans de la Fontaine, sólo quiere volar aves que han sido criadas por Jürgen. Me cuenta como otro amigo suyo se ha hecho famoso con la cría de la presa más codiciada en tierras árabes (un pájaro cuyo nombre tampoco recuerdo -algo como buhaba-, que resulta ser un sisón). No voy a nombrar a todos, ni me acuerdo tampoco.
Durante el tiempo que estuvimos hablando, me invita -varias veces- a venir a su finca en Sevilla para que pueda vivir, en vivo y en directo, los deleites de la cetrería. Tengo águilas que las puedes volar tú, me dice. Pasarás un día inolvidable y te presentaré a los otros cetreros de mi coto. Ahora bien, el único que tiene águilas, soy yo. No te creas, que va a ser un día fácil; andaremos por lo menos 5 o 6 horas. Cuando le digo que estoy acostumbrado a andar, no 5 o 6, sino 8, 10 e incluso 12 horas al día, Jürgen sonríe y me dice: Ya lo sé, pero.... ¿lo has hecho con un peso de
Podría seguir escribiendo muchas horas más, pero ya son las 02:00 y aquí lo dejo. Subo el artículo y me voy pa mi casa.
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Jürgen: No sé cómo agradecerte todo lo que me has enseñado. Gracias de verdad (y ten por seguro que no declinaré tu invitación).
Joder Holandés, me dejas sin palabras. Menudo trabajo de investigación, y menuda exposición. Impresionante, gracias, y gracias también a Jürgen por abrirte (e indirectamente a todos nosotros) la puerta a un mundo tan desconocido y tan interesante. Yo, como tú, prefiero a los animales en libertad, y me apena la caza cuando no es por subsistencia, pero la pasión de este hombre por las águilas y la cetrería transpira en cada línea de tu artículo...
De nuevo, gracias y enhorabuena
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Impresionante , Holandés!!!!!!!!!!!!! Post con sustancia, fundamento e, independientemente del laborioso trabajo de campo de investigación -meritorio ya de por sí-, generoso al regalarnos esta historia tan didáctica ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias!!!!!!!!
Al igual que mis compañeros podría añadir comentarios, palabras, etc. ünicamente quiero apoyar y reafirmar una de las muchas ideas interesantes que se han plasmado en tu ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡artículo!!!!!!!!! Sin añadir, con tu permiso copio tus palabras:
Cuando un águila ha cobrado (...) Sobrevuela su territorio, oteando, buscando presas débiles o viejas. No quiere malgastar energía atacando presas en plenas facultades porque la caza podría no ser fructífera; con las presas débiles sus probabilidades de éxito aumentan y esto no hace más que incrementar las posibilidades de supervivencia de los animales que constituyen sus presas. Por eso Jürgen no entiende a los cazadores; ellos ven a las águilas como enemigos, no las quieren cerca de su coto de caza. No parecen darse cuenta que las águilas en realidad son sus aliados que, gracias a sus vuelos de reconocimiento, escogen los ejemplares débiles evitando, mediante esa selección natural, que enfermedades como la mixomatosis se puedan propagar, diezmando poblaciones enteras de conejos en un tiempo relativamente corto. Me comenta que el 80 % de la mortandad entre las águilas se debe a los disparos de cazadores. La segunda y tercera causa son la electrocución y el envenenamiento por plomo (saturnismo), es decir, por comer perdigones de plomo en presas heridas o no cobradas por los cazadores. Sobre todo esta última, también llamada plumbismo, es una forma de morir muy cruel; el plomo es un veneno acumulativo (el cuerpo no tiene mecanismo de defensa capaz de expulsarlo) y, aunque tarda, el plomo termina disolviéndose por la acción de los jugos gástricos inhibiendo la digestión de la comida en el estómago y pasando a la corriente sanguínea; al final mueren, entre convulsiones, de inanición (si no se han vuelto locas antes ya que, con la sangre, llega al cerebro incluso pueden quedarse ciegas).
Como había comentado en mis intervenciones previas me extrañaba que, conscientemente, un cetrero mostrara desidia, dejadez... respecto a su ave. La relacción es especial. Únicamente destacar dos cosas, a bote pronto, sobre los primeros pasos en cetrería: positiva (los huevos, los pollos no provienen de expolios) y negativa (ya lo apunté, no me gusta parte del adiestramiento, sobre todo, la técnica del hambre).
Referente a la última parte de tu "artículo", no sólo la respeto sino que, en líneas generales, la comparto...
Lástima que mis prisas, la falta de tiempo y la necesidad de priorizar, últimamente -y por desgracia- omnipresentes se hayan encontrado, al torcer la esquina, con este pedazoooooooooo de post
En lo personal:
Te escribiré por vía privada (dame tiempo, eh), me gustaría averiguar algunos detalles, que, seguramente, aprovechando tu buen juicio y generosidad, sabrás aclarármelos.
Enrique, por favor, contempla la opción de adaptar este magnífico post a un artículo; entre otras cosas, porque así más gente (no sólo los compañeros habituales de la sección de ecología) y durante todo el tiempo, podamos disfrutar, aprender y reflexionar sobre este "artículo" que nació de un post
Papers:
Y, ¿hablando de post? Gracias Papers por acertar, una vez más, en la diana y dinamizar la sección... No sé cómo lo verás tú, pero para ser una persona pacífica, que rechaza las armas, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡tienes mucha puntería!!!!!!!!!
Don Holandés Erranteeee!!!!!!!!!!! Sí señorrrrr!!!!!!!!!!!Que buen relato que te has marcado, estaba disfrutando un montón leyéndote (bueno, en verdad lo he leido esta mañana pero me apetecía leerlo otra vez más despacio, jeje), y agradecerte muchísimo el detalle de acercarte a escuchar una opinión de primera mano, y por supuesto a Jurgen por cómo se ve que te ha tratado, pero no solo eso...si no todos mis respetos y admiración por intentar dar a la gente una buena concienciación medioambiental!!!!!!! (que por cierto...se le debe dar muy bien, porque se te nota Holandés que te ha calado conforme lo cuentas, y también has hecho que a mí, y supongo que a la mayoría, también nos ha calado el mensaje). eso sí, Holandés....¿desde las 8 hasta las 11:30 estuvistes con él? joer Holandés, no le metas esas palizas a la gente inocente, que también tienen casa!!!!jajajaj. Lo dicho, todo un detallazo lo de indagar este tema y de darle a las águilas el valor que se merecen!!!!!!! Sí señor, Mil graciassssss!!!!!!!!
He aprendido un montón de cosas sobre ellas (por ejemplo, lo del plomo me ha llamado mucho la atención y ya tengo un argumento más para desprestigiar la caza con escopeta ) lo del peso, descripción de la caza, hábitos, huevos, etc, etc....menudo mundillo!!!!!!!
Y volviendo al caso....me han llamado mucho la atención algunas cosas:
- Lo primero.... que se me ha quedado más que claro que no fue ninguna de sus águilas (por lo que veo las tienen muy controladas, algo que desconocía). Por tanto...una gran disculpa para Jurgen y una gran colleja para los periodicos y periodistas (como siempre ), no tiene que ser nada agradable que te culpen de algo que no has hecho!!!
- Lo de la chica.....veo un buen detalle por su parte lo de no denunciar y todo eso, y acercarse a hablar con él para ver que ha pasado , eso sí.....lo que no entiendo es como puede estar segura de qué águila fue el que la atacó . Supongo (corrígeme Holandés) que cuando le enseñó el águila en cuestión ella dijo que fue esa especie la que la atacó, no que fuera ese ejemplar en concreto. No es fácil diferenciar ciertas especies para los que no estamos acostumbrados a estar con ellas y es fácil confundirse si no se es un experto, (y más en un momento de alboroto) por eso dudo un poco de las afirmaciones de la muchacha, pero vamos, si se refería a un ejemplar en concreto.....eso ya sí que no me lo creo ni de coña!!!!!!!!!!!!!!
- Sobre las águilas Harris que se pierden y están por la zona.....perdonar mi ignorancia, pero....¿esa especie no es autóctona de aquí, no? lo digo porque si no es autóctona.....ya sabemos de los riesgos que tiene el que una especie "invasora" se instale en un ecosistema (como por ejemplo...los perros salvajes), por lo que se debería de vigilar bien eso, ya no por los "ataques" a las mascotas, si no por las especies de ese ecosistema en sí!!!!!!
Bueno que me enrollo, Holandés....muchas gracias por todo y a Jurgen por su amable y didáctica atención , y estoy seguro que disfrutaste como un enano en esa visita, que envidia!!!!!!!!!!
P.D. sé que tu instinto TFD te dice que esos 5-6kg del brazo izquierdo....se tienen que aligerar de alguna manera, pero intenta dejarte llevar por la razón y no hagas caso a tu instinto UL en este caso!!!!!!!!!!
Lupus....si ya sabeis que yo soy un piticlin que solo sabe poner videos de ranas mordiendo dedos y de monos tirándole del rabo a un perro , vosotros sois los que hablais y de ello y todos aprendemos, y especialmente sentir el privilegio de tener a un gurú como tú que nos enseña cosas, nos reimos, y eres todo un referente a seguir en la defensa de Mater Natura!!!!
Ale, ya me callo!!!!
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